Para hacer un correcto diagnóstico del Síndrome de la Fatiga Crónica, tendremos en cuenta las manifestaciones clínicas y criterios de inclusión y exclusión para hacer un buen diagnóstico diferencial.

Dentro de los criterios de inclusión se encuentran: la fatiga sin explicación médica, como mínimo de 6 meses de duración y que se trata de un inicio nuevo, no es resultado de ejercicio continuado, no se alivia con el reposo y no está asociada a una reducción sustancial de los niveles de actividad previos. Por otra parte tienen que producirse 4 o más de los siguientes síntomas: deterioro de la memoria, dolores de garganta, muscular, articulares, cefaleas, adenopatías blandas, sueño no reparador y malestar tras el ejercicio que persiste más de 24 horas.

En los criterios de exclusión se citan: enfermedad activa o no remitida, psicosis, melancolía o depresión bipolar, otros trastornos psicóticos, demencia, anorexia o bulimia, adicción a sustancias y obesidad mórbida. Por otra parte, se puede dar también la superposición con otros síndromes como el dolor crónico, la fibromialgia o el síndrome del colon irritable. En cuanto a los solapamientos con síndromes psiquiátricos destacan: depresión, ansiedad, neurastenia, y trastornos somatomorfos.

En relación al abordaje terapéutico, tras la valoración del paciente (la exclusión de enfermedades orgánicas, identificación de síndromes psiquiátricos y de las características adicionales del paciente), realizar el diagnóstico, y valorar la necesidad del tratamiento farmacológico, el tratamiento psicológico se basará en los siguientes aspectos: educar e informar de los síntomas y factores que causan el problema; planificar adecuadamente actividades; enseñar a manejar los acontecimientos estresantes; mantener unos hábitos saludables del sueño; y mantener la autoestima elevada evitando estados emocionales negativos de depresión.

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